CONTRA EL EDADISMO

Carmen Herrera: la artista que triunfó a los 89 años

Carmen Herrera fue una artista desconocida prácticamente toda su vida, espero casi un siglo para ser descubierta. Sin embargo nunca desistió de su arte y a los 89 años logró vender su primer cuadro, ahí comenzó su carrera artística que duró hasta su fallecimiento a los 106 años.

Carmen Herrera en su apartamento

Carmen Herrera en su apartamentoJason Schmidt cortesía de Lisson Gallery

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Carmen Herrera nació en La Habana el 31 de mayo de 1915 y murió en Nueva York a los 106 años. A lo largo de su vida creó cientos de obras de arte, caracterizadas por la precisión, el minimalismo y una profunda devoción por la línea recta. Sin embargo, durante décadas su nombre fue prácticamente desconocido en el mundo del arte. No fue hasta los 89 años cuando vendió su primer cuadro. A los 94, empezó a exponer de forma exclusiva en galerías reconocidas. Y a los 101, sus obras formaban parte de colecciones permanentes del MoMA de Nueva York, la Tate Modern de Londres o el Museo del Whitney.

Desde muy joven se interesó por la arquitectura, estudios que comenzó en su Cuba natal y que marcarían su obra plástica para siempre. En 1939 se trasladó a Nueva York junto a su marido, Jesse Loewenthal. Luego vivirían en París entre 1948 y 1953, etapa clave en su desarrollo artístico. Allí conoció de cerca la abstracción geométrica y el minimalismo. Sin embargo, no encontró espacio en el mercado. Ser mujer, cubana, mayor y dedicada a un estilo visual sobrio e intelectual no encajaba en la escena artística dominante.

Escultura de Carmen Herrera en Nueva York
Escultura de Carmen Herrera en Nueva York | Getty Images

Y, sin embargo, nunca dejó de pintar y de crear. Día tras día, durante más de seis décadas, trabajó en silencio en su estudio de Manhattan. Cuando en 2004 vendió su primera obra, su carrera dio un giro inesperado. Lo que llegó fue una avalancha de reconocimiento: exposiciones en museos internacionales, ventas, entrevistas, documentales y una atención tardía pero intensa que vivió con discreción. A los 100 años, seguía pintando todos los días.

Carmen Herrera nunca cedió a las modas. Nunca dejó de trabajar, ni siquiera cuando nadie miraba. Su historia no es solo la de una artista excepcional. Es también un ejemplo de cómo el talento, la disciplina y la pasión no entienden de edad. Su vida es una lección para todos: nunca es tarde para ser reconocido o para seguir creando.

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