CONTRA EL EDADISMO

"La cosmética estigmatiza y excluye, convirtiendo el envejecimiento en un enemigo", según la Fundación Grandes Amigos

Piden que España se convierta en el primer país que regule el lenguaje edadista en el sector cosmético.

Envejecimiento e inteligencia artificial

Envejecimiento e inteligencia artificial iStock

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La Fundación Grandes Amigos denuncia que "la cosmética estigmatiza y excluye, convirtiendo el envejecimiento en un enemigo", a través de un vídeo protagonizado por la actriz Ana Torrent que forma parte de la campaña Por una cosmética libre de edadismo, que tiene el objetivo de abrir un debate sobre el uso del lenguaje edadista en la publicidad, en la comunicación y, en especial, en la cosmética.

El edadismo es la denominación de esa exclusión que sufren las personas mayores y que afecta a la autoestima, la salud mental y la dignidad de "millones de personas", afirma la fundación.

La industria cosmética tiene una "indiscutible responsabilidad" en la construcción de un canon de belleza basado en la "eterna juventud" y en combatir la vejez, explica el director creativo de la campaña, Jorge Martínez. No obstante, la campaña no está en contra del sector cosmético ni de sus productos, sino que está en contra del lenguaje exclusivo que fomenta el edadismo.

La Fundación Grandes amigos lanza la campaña Por una cosmética libre de edadismo
La Fundación Grandes amigos lanza la campaña Por una cosmética libre de edadismo | Europa Press I Grandes Amigos

Asimismo, Martínez señala que la industria ha normalizado el término "antiedad", que en realidad "no existe". En este sentido, denuncia el mensaje de mantenerse etérnamente jóvenes y evitar los efectos del paso del tiempo, porque "no es posible". El concepto de antiedad ha determinado la manera de percibir a las personas mayores e, incluso, como se perciben ellos mismos: viven con frustración y angustia un proceso que debería ser asumido por todos con normalidad.

Ante esta situación, la fundación ha lanzado un manifiesto y la recogida de firmas para convertir a España en el primer país del mundo que regula este lenguaje en el sector cosmético y acabar para siempre con el uso del término antiedad.

La presidenta de la Fundación Grandes Amigos, Loles Díaz-Aledo, señala que hay que tener presente que "son personas mayores; el sustantivo y lo fundamental es que son personas y, el adjetivo es que son mayores. Pero la sociedad le ha dado la vuelta y, lo fundamental, es que son mayores. Con lo cual la persona desaparece y la edad se convierte en lo fundamental".

Por otro lado, la presidenta apunta que, aunque el mensaje antiedad también afecta a los hombres, especialmente preocupa a las mujeres que "tienen interiorizado que la edad no es algo bueno" y que "no se puede decir públicamente".

Además, Díaz-Aledo señala que "cada vez hay más mujeres jóvenes que no quieren cumplir años y les piden a sus padres que les paguen una operación estética porque su imágen ya va siendo un poco mayor y no les gusta". Así, la presidenta de la fundación señala que hay que vivir el envejecimiento "con dignidad y con alegría".

En otro sentido, la actriz y vicepresidenta de la Academia del Cine, Susi Sánchez, ha apuntado que "no basta con prohibir los terminos edadistas" sino que "hay que buscar alternativas".

Normalización del edadismo

La directora de Políticas y Contextos Sociales de Matia Instituto, Elena del Barrio, expone que una de cada dos personas es edadista con personas mayores, según la Organización Mundial de la Salud.

Además, afirma que se han creado una serie de estereotipos como que las personas mayores son frágiles, dependientes o enfermos. Del Barrio señala que en un estudio, donde se recogen las imágenes de más de mil noticias de medios digitales, las personas mayores son representadas con estereotipos. El 70% de las imágenes son personas solas; el 40% son personas en situación de fragilidad o dependencia; y en el 80% de los casos la persona mayor no es protagonista.

Por otro lado, estos estereotipos pueden afectar a la propia persona que los sostiene y puede influir en su vida, en su salud y en su forma de relacionarse. En este sentido, un estudio de Becca Levy concluye que personas que tenían actitudes negativas en torno al envejecimiento, podían llegar a reducir su esperanza de vida hasta 7,5 años, comparado con otras personas que podían tener actitudes positivas sobre el envejecimiento.

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