SOLEDAD NO DESEADA

El calor aumenta la soledad, sobre todo en las ciudades con el cierre de actividades

El verano al igual que la Navidad es una de las peores épocas para las personas que viven solas, ya que esa soledad se acentúa más. En el caso del verano se paralizan muchas actividades y las personas se van de vacaciones, lo hace que la soledad se enfatice.

Mujer preocupada llamando por teléfono

Mujer preocupada llamando por teléfonoiStock

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El verano acentúa el aislamiento de las personas que viven solas, con pocos recursos o sin amistades, sobre todo en las grandes ciudades donde se cierran servicios y actividades y muchos vecinos se van de vacaciones o se desplazan a sus pueblos durante semanas.

Las altas temperaturas ponen además en riesgo a estas personas que están solas, especialmente mayores o con discapacidad, advierte el Observatorio Estatal de la Soledad no Deseada (SoledadES), impulsado por Fundación ONCE: el 12,4 % de las personas que se sienten solas acusan más este sentimiento en la época estival que en otros momentos del año.

"En verano, cuando muchas personas se van de vacaciones, se acentúa la desconexión en los entornos urbanos", explica la presidenta del observatorio, Matilde Fernández. "El verano, con sus costes añadidos -ocio, viajes- puede reforzar la exclusión social".

Desde las entidades de mayores se pide reforzar la atención domiciliaria para proteger a las personas en situación de riesgo y soledad por el intenso calor.

"Muchas de ellas viven solas o tienen movilidad reducida", recuerda el presidente de la Confederación Española de Organizaciones de Mayores (CEOMA), José Luis Fernández Santillana, quien destaca la necesidad de "intensificar llamadas y visitas" por parte de profesionales sanitarios y cuidadores.

Irse de vacaciones o participar en actividades es más complicado también para quienes tienen problemas económicos o pocos amigos.

Según el observatorio SoledadES, la prevalencia de la soledad no deseada es más del doble en la población que vive en hogares que llegan con dificultad a fin de mes (30,1 %) que en los que llegan con facilidad (13,3 %).

La soledad mata

El verano es un periodo en el que se intensifican las actividades sociales, como viajes, celebraciones o festivales.

Para las personas con soledad no deseada, la desconexión y la falta de redes de apoyo incrementa el riesgo de sufrir daños durante las olas de calor. Por ello, desde el observatorio se pide incluir el fenómeno de la soledad no deseada como factor de vulnerabilidad en los planes de prevención de emergencias climáticas.

"La soledad no deseada no se ve, pero mata. En verano, cuando se reducen los apoyos y aumenta el aislamiento, el riesgo se multiplica", asevera Fernández. "El calor no avisa y la soledad tampoco".

La soledad, factor de riesgo

Protocolos de identificación y seguimiento a personas vulnerables, refuerzo de los servicios sociales, sanitarios y comunitarios en periodo estival, y fomentar las campañas puerta a puerta, son algunas de las propuestas para que la soledad sea incluida como un factor de riesgo real y medible en los planes de respuesta ante fenómenos climáticos extremos.

"La prevención no puede ser solo una cuestión técnica. Hay que mirar a las personas que están solas, invisibles y desprotegidas. Cuidar no es caridad, es política pública", señalan.

Tocar el timbre del vecino

El Observatorio Estatal de la Soledad no Deseada hace un llamamiento a la sociedad civil y a la ciudadanía para identificar, acompañar y cuidar a las personas solas, especialmente durante episodios de calor extremo.

"Una llamada de teléfono, una visita o simplemente tocar el timbre puede ser la diferencia entre la vida y la muerte", advierten desde este espacio de intercambio de investigaciones entre administraciones y profesionales sobre el aislamiento involuntario en que viven muchas personas en España. Un artículo de Ana Rodrigo.

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