IMPULSORA DE CLASES

Antonia Macarro, la superabuela del encaje de bolillos, ya piensa en su retirada

Antonia Macarro fue una de las impulsoras para dar clases de encaje de bolillos en la Universidad donde lleva impartiendo esta clase desde 1985. Ahora con 85 años está pensando ya en retirarse.

Antonia Macarro en su casa

Antonia Macarro en su casaAgencia EFE

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Con casi 85 años y después de 39 dando clases de encaje de bolillos, Antonia Macarro cree que ha llegado el momento de dejar esta actividad gracias a la que generaciones de pacenses han aprendido esta técnica, ya que considera que “ahora toca ya descansar”, aunque no cree que le dejen.

"Cómo se han enfadado tanto los alumnos al decir que lo dejaba no sé que pasará", confiesa a EFE esta mujer que imparte las clases en la barriada de El Progreso, en la Margen Derecha de Badajoz, una tarea que sus vecinos le han reconocido con un premio durante las últimas "Candelas de la Margen Derecha".

La veterana encajera advierte de que si deja las clases seguirá con la elaboración de diseños en su casa pues "eso de estar de brazos cruzados viendo la tele" no va con ella.

Antonia Macarro comenzó a hacer bolillos a los cuatro años cuando los médicos aconsejaron a su madre que "utilizara utensilios, como tijeras, para mover las manos" debido a la polio que padeció.


Aunque tuvo que abandonar esta afición por trabajo y otros avatares de la vida, muchos años después fue una de las impulsoras de la Universidad Popular ideada por el Ayuntamiento para ofertar iniciativas formativas a los vecinos.

Según relata, los responsables de la Universidad Popular querían rescatar oficios antiguos y fue la oportunidad para incluir los bolillos, "aunque no fue tarea fácil pues hacía mucho tiempo que no los hacía".

Antonia Macarro en su casa
Antonia Macarro en su casa | EFE


De este modo, desde 1985 hasta ahora no ha dejado de dar cursos, también en barriadas como San Fernando, en entidades como la ONCE o en la actualidad en El Progreso, lo que ha permitido que creaciones suyas o de sus alumnos "estén repartidas ahora por media España".

"Los médicos dicen que el bolillo es buenísimo para la memoria o para el ejercicio"

Antonia Macarro



Macarro reconoce su contribución para que la tradición del bolillo no se pierda en la ciudad, aunque también lleva sus creaciones a ferias y eventos de otras localidades del país, citas en las que suele ser la más mayor, aunque lejos de lo que se pueda pensar "también hay mucha gente joven".

Antonia Macarro, pese a estar operada de cataratas, presume de tener aún la vista en perfectas condiciones para continuar con esta tarea y enseñar a quienes quieren aprender esta técnica "con muchas propiedades para la salud".

"Los médicos dicen que el bolillo es buenísimo para la memoria o para el ejercicio, pues mueves las manos pero también otros músculos", afirma esta pacense, que explica que la clave del bolillo "es tener paciencia, ser muy ordenada y tratarlo con cariño".

Reconoce que es una afición que "engancha" y que aunque son las mujeres las que más han asistido a sus clases, también hay muchos hombres en las clases. Un artículo de José Luis Real
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