SEGÚN UN ESTUDIO

La ciencia desvela nuevos beneficios de convivir con un perro

Investigadores de la Universidad de Konkuk, en Corea del Sur, vinculan una mejora del bienestar mental con aquellas personas que poseen un perro como mascota.

Un perro jugando con su dueño

Un perro jugando con su dueño iStock

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Un perro, un gato, una tortuga, incluso un periquito. Hoy en día, los animales se han convertido en una compañía indispensable para muchas personas. Estos seres son capaces de rellenar un vacío, aportando una variedad de beneficios tanto a nivel físico como a nivel emocional y sin importar la edad. Un aspecto que se ha encargado de confirmar un estudio de la Universidad Konkuk en Corea del Sur.

Publicado en la revista PLOS ONE, esta investigación demuestra que las intervenciones en las que se incluyen animales, como la terapia canina que ha ganado popularidad en centros como hospitales y escuelas, son capaces de reducir problemas mentales como el estrés o la ansiedad gracias a un aumento del poder de las ondas cerebrales asociadas con la relajación y la concentración. A diferencia de otros estudios, este no se centra en una comparación del estado de ánimo o los niveles hormonales, distinguiendo entre los estados de ánimo antes y después de pasar tiempo con el animal. Por el contrario, no diferencia entre los tipos de interacciones y se centra en cómo puede afectar a la salud y al bienestar de una persona.

Perro jugando
Perro jugando | iStock

Para ello, los expertos contaron con la participación de 30 personas adultas para que cada una realizara una serie de ocho actividades en todas con un perro entrenado. Entre ellas, jugar con pelotas, darles golosinas o, incluso, hacerse fotos con ellos. Mientras las llevaban a cabo, los participantes emplearon unos electrodos de electroencefalografía (EEG). Todo ello, con el objetivo de registrar la actividad eléctrica del cerebro mientras hacían la interacción, así como su estado emocional subjetivo.

Los resultados fueron reveladores. Al acicalar, masajear suavemente o jugar con el perro, la fuerza relativa de las oscilaciones de la banda alfa, situada en el cerebro, aumentó, así como el de la banda beta, vinculado a una mayor concentración. Desde el punto de vista emocional, los participantes también contaron con una disminución de la sensación de fatiga, así como la depresión y el estrés.

Con este estudio, los investigadores afirman que las relaciones únicas entre actividades específicas y sus efectos psicológicos podrían servir como todo un referente para programar cierto tipo de intervenciones de efecto terapéutico con la compañía de animales en el futuro.

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