TODO LO QUE NECESITAS SABER
Así es el síndrome del cuidador quemado
Cuidar a personas con enfermedades como el Alzheimer no es tarea fácil, pues puede provocar un gran desgaste físico y emocional. Esto es lo que se conoce como el síndrome del cuidador quemado.
Publicidad
Cuidar a una persona no es tarea fácil y aún menos atender a un familiar que padece una grave enfermedad degenerativa. Al cansancio físico se le suman otros factores como el agotamiento mental y emocional por ver a esa persona en una situación de vulnerabilidad.
Y es que atender las necesidades de personas dependientes es muy sacrificado y entregado y no todos estamos preparados mentalmente para cuidar a un ser querido en una de las etapas más duras de la vida.
Así, en los últimos años ha surgido un nombre que cada día se utiliza más: el síndrome del cuidador o del cuidador quemado. Este nombre centra la mirada en todas aquellas personas que empiezan a ocupar la mayor parte de su tiempo en atender a personas con necesidades especiales.
Este síndrome se ve sobre todo en casos de familiares de personas que padecen Alzheimer, una enfermedad que cuando llega zarandea todos los planes y despierta un torbellino de emociones imparable.
El Alzheimer no solo afecta a la persona que lo sufre en su propia carne, sino también a todos sus seres queridos, pues son los que van a permanecer al lado del enfermo mientras su memoria y su cuerpo se va deteriorando.
De esta forma, la persona que cuida al enfermo puede verse superada por la situación y por sentir que poco a poco pierde a la persona que quiere. Asimismo, puede sentir que descuida su propia vida y a las personas que tiene a su lado.
Sentirse aislado, frustrado, incomprendido o incluso culpable son algunos de los sentimientos más comunes y también peligrosos, pues pueden provocar problemas psicológicos y/o físicos. Hablamos tanto de ansiedad, depresión o apatía hasta a dolor muscular, de cabeza o alteración en el sueño.
Los expertos en la materia aseguran que la clave para contrarrestar este síndrome es centrarse también en uno mismo. Así, aunque a veces parezca imposible, la identidad de la persona debe mantenerse más allá de su rol como cuidador.
Se recomienda buscar espacios lejos de la enfermedad para recuperar la ilusión por aquellas cosas que antes te gustaban hacer y tratar de no aislarse.
Sin duda, una de las claves es conocer bien la enfermedad e informarse sobre ella, pues es la única forma de intentar prepararse para lo que se va a vivir y gestionar los diferentes síntomas que pueden aparecer.
Más Noticias
- Experto resalta la importancia de realizar evaluaciones exhaustivas para distinguir enfermedad mental y demencia
- Cruz Roja pide "profesionalizar y dignificar" el empleo en el sector de cuidados, que supone el 6% de la ocupación
- Identifican a personas con mayor riesgo de padecer demencia gracias al uso de un teléfono móvil
Asimismo, es importante reconocer las propias emociones, tener buenos hábitos de salud y pedir ayuda. No solo se debe acudir a un especialista en salud mental, sino también hablar con otros familiares o amigos que puedan ayudarte a sobrellevar la situación o al menos como desahogo.
Publicidad