PENSIONES
¿Cómo es la jubilación en el resto de Europa?
En Europa, no todos viven la jubilación de la misma manera. Mientras en algunos países se puede dejar de trabajar con seguridad económica, en otros muchos mayores dependen aún de su salario.

Publicidad
En Europa, la jubilación se vive de formas muy distintas. La mayoría de las personas mayores de 65 años obtienen sus ingresos principalmente de pensiones públicas, aunque el peso de estas varía notablemente entre países. Según la OCDE, los pagos públicos representan, de media, dos tercios (66 %) de la renta de los mayores, pero en Bélgica alcanzan el 86 %, en Luxemburgo el 83 % y en Austria el 82 %. En el otro extremo, países como Reino Unido (42 %), Países Bajos (43 %) o Dinamarca (45 %) dependen mucho menos de este respaldo estatal.
El trabajo es la segunda fuente de ingresos más importante. En promedio, supone el 21 % de la renta disponible de las personas mayores, pero su peso varía mucho: desde un mínimo del 7 % en Francia hasta un 40 % en Letonia. También es significativo en Eslovaquia (36 %), Lituania (35 %) y Polonia (34 %). En cambio, en países con pensiones públicas generosas, como Francia o Bélgica, el trabajo tiene un papel mucho más reducido.

Los ingresos procedentes del capital (ahorros e inversiones) representan de media un 7 %, pero también con grandes diferencias. Dinamarca lidera con un 23 %, seguida de Suiza (16 %) y Francia (15 %), mientras que en Eslovaquia no llega ni al 1 %. Las pensiones privadas son aún menos comunes: solo siete países europeos las utilizan de forma significativa y destacan Países Bajos (40 %), Reino Unido (33 %) y Suiza (29 %).
En resumen, las regiones de Europa muestran patrones claros. En Europa Occidental, como Bélgica, Francia o Austria, el sistema se apoya sobre todo en pensiones públicas. Los países nórdicos (excepto Finlandia) presentan un modelo más equilibrado, combinando diversas fuentes de ingresos, incluidas pensiones privadas. En Europa del Este y del Sur, como Polonia, Grecia o Turquía, el trabajo es una parte esencial de los ingresos de los mayores, lo que refleja un menor desarrollo de sistemas de pensiones complementarias.
En conclusión, en algunos países las personas mayores pueden dejar de trabajar contando con una sólida base económica pública o privada, mientras que en otros necesitan seguir en activo o depender de sus ahorros. Estas diferencias hacen que sea necesario mejorar las ayudas y pensiones para que, en cualquier país de Europa, llegar a la vejez no signifique tener problemas económicos.
Publicidad