INVESTIGACIÓN

Una hormona podría relacionarse con mayor mortalidad en cáncer de mama posmenopáusico en mujeres con obesidad

Una investigación señala que una hormona podría ser clave en la mortalidad en mueres con cáncer de mama, obesas tras la menopausia.

Test Hormonal

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Un nuevo análisis de la investigación sobre el tipo más común de cáncer de mama, realizado por la Universidad de Georgetown (Estados Unidos), se ha centrado en una hormona poco estudiada, que podría ser responsable de un mayor riesgo de muerte por cáncer de mama en mujeres posmenopáusicas con obesidad.

También plantea la posibilidad de que el tratamiento de estos cánceres de mama agresivos pueda mejorarse con la adición de fármacos para bajar de peso, conocidos como agonistas del receptor GLP-1. La revisión se publica en 'Nature Reviews Endocrinology'.

La forma más común y mortal de esta enfermedad en mujeres después de la menopausia es el cáncer de mama con receptores de estrógeno positivos (RE+). Según la doctora Joyce Slingerland, doctora en medicina en el Centro Oncológico Integral Lombardi de la Universidad de Georgetown, el pronóstico para el cáncer de mama con receptores de estrógeno positivos es particularmente desalentador para las mujeres posmenopáusicas con obesidad: tienen mayor probabilidad de ser diagnosticadas con esta forma de la enfermedad y de dos a tres veces más probabilidades de morir a causa de ella. "Esto es particularmente preocupante porque se estima que la obesidad afectará a casi la mitad de las mujeres en los Estados Unidos para finales de la década", explica Slingerland.

El análisis de Slingerland proporciona evidencia sólida de que, en las mujeres con obesidad, el principal factor desencadenante es la estrona, una forma de estrógeno que se produce en el tejido graso. Slingerland había dirigido anteriormente varios estudios que vinculaban fuertemente la estrona con el cáncer de mama ER-positivo posmenopáusico. "Nuestro trabajo ha revelado algunos de los vínculos causales entre la estrona y los peores resultados observados en mujeres posmenopáusicas con cáncer de mama ER-positivo y obesas", expone Slingerland. Estas conexiones, añade, "deberían impulsarnos a replantearnos cómo abordamos el tratamiento del cáncer en estas mujeres".

Antes de la menopausia, el 17*-estradiol, producido principalmente por los ovarios, es el estrógeno más abundante en las mujeres. Sin embargo, después de la menopausia, sus niveles disminuyen drásticamente. Después de la menopausia, la forma más abundante de estrógeno que circula en el torrente sanguíneo y reside en los senos, la grasa y otros tejidos es la estrona. Y, a pesar de su estructura química muy similar, los estudios de Slingerland han demostrado que existen diferencias significativas entre lo que estas dos formas de estrógeno pueden lograr.

En el contexto de la obesidad, los niveles de estrona son de 2 a 4 veces mayores en la grasa, la mama y otros tejidos. La investigación de Slingerland ha demostrado que estos altos niveles de estrona impulsan una intensa actividad inflamatoria, desencadenando una cascada que causa cambios precancerosos y activa genes que promueven el cáncer. También hay evidencia de que la estrona y la inflamación que orquesta reducen la capacidad del sistema inmunológico para detectar y matar las células cancerosas, explica Slingerland.

Basándose en la amplia evidencia que vincula la estrona con el cáncer de mama, los estudios clínicos de medicamentos GLP-1 en mujeres con cáncer de mama ER-positivo que tienen obesidad son un siguiente paso lógico y convincente, comenta la autora.

Las intervenciones centradas en el estilo de vida, como el ejercicio regular y los cambios en la dieta, han demostrado ser prometedoras en mujeres con cáncer de mama con receptores de estrógeno positivos (RE-positivo). Sin embargo, no está claro si estas intervenciones son sostenibles a largo plazo y, por lo tanto, pueden producir mejoras clínicas significativas.

"Los fármacos GLP-1 han revolucionado la pérdida de peso", detalla Slingerland. "Debido a los potentes efectos inflamatorios de la estrona en la grasa, existe una gran posibilidad de que, al inducir la pérdida de peso, los fármacos GLP-1 puedan frenar el efecto cancerígeno de la estrona", concluye al respecto.

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